El primer tema de hoy será una anécdota que me ha dejado la siguiente lección.
GUARDA CADA PÁRRAFO
Ya. Puede parecer algo realmente sencillo. Darle a un botón. Pero es algo más difícil cuando tienes un buen día de inspiración. Ya sabéis. Esos días en los que metes la cabeza en el ordenador y cuando la levantas ya es de noche. En mi caso, cuando tengo esos días de gracia siempre me dejo llevar por la emoción. Así que guardo cuando cuando vuelto de la historia.
No obstante no siempre se cuentan los improvistos. Uno siempre dice "No pasará nada". Hasta que pasa. El balde de agua fría y la bofetada negra de la realidad llegó a calar en los más profundo de mi mente. Ese día se llevó también uno de mis más sinceros arrepentimientos. Esa misma negrura que yo vi delante de mis ojos tatuó ferozmente la enseñanza de "Siempre guardar". Es un poco trabajoso ya que por cortitos momentos debo cortar ese flujo de inspiración y volver para darle al botoncito mágico.
Ese día estaba "on fire" escribiendo en la biblioteca. Llevaba diez páginas felices (para mí, a los personajes aún les faltaba un rato). Había nuevas escenas y pequeñas modificaciones que acabé haciendo. A mi lado había una compañera también sumergida en su trabajo. Hasta que el ordenador le notificó que cargara la batería. Se estiró buscando un enchufe. Encontró uno, a una mesa de distancia. Yo, sumergida en mi texto corregía algunos errores. Completamente ignorante del oscuro desenlace.
La chica llegó, sin ninguna mala intención, e inocentemente desconectó mi ordenador para pasarlo al otro enchufe. Ese momento aún lo recuerdo a cámara lenta. Por el rabillo del ojo observé su mano acercarse a mi cargador. Con mucho cuidado, tiro de él hacia arriba y en ese movimiento por un segundo vi mi vida apagarse junto a mi pantalla. Estaba en shock. Me llevó dos segundos reaccionar y procesar la información de lo que había pasado. Me calmé. Respiré profundamente y volví a encender el ordenador. Sabía por experiencia, que en casos así simplemente volvería a como lo dejé antes de apagarse. En tecnología nos explicaron que el ordenador tenía un función de salvado que se aplicaba para los cortes de energía y que por lo tanto se reiniciaría en el punto en el que lo dejé. Gran fue mi sorpresa al ver que mi ordenador se saltó las reglas e inició sesión como siempre. Aún con esperanza latiendo en mi pecho abrí el archivo de texto, solo para que esta finalmente se rompiera como una cortina de cristal ante mis ojos llorosos, al ver que nada de lo que había escrito en todo el día se había guardado.
Mi compañera muy amablemente se quedó a mi lado hasta que el equipo inició, notablemente afligida también. Quería saber si podía ayudarme en algo. Ella no sabía que ese día la batería de mi ordenador estaba en el técnico. Con la esperanza rota y corazón apaleado por la mala suerte, en parte también por mi olvido, saqué fuerzas de donde no tenía ya para responderle en un hilo de voz que estaba bien, que podría volver a escribirlas. Le agradecí por su buena intención para finalmente dejarla marchar y digerir mejor las líneas vacías.
Por supuesto volví a recrear esas partes con la ayuda de la memoria, aunque sigo pensando que eran mejores las originales. Se me acabó la inspiración y volví a la incómoda sensación de estar peleando con una gran pared. ¿Mi propósito?...Llegar al prado verde detrás de ella. No lo conseguí hasta tres días después.
Y este es el fin de la historia. A veces parece cierto el dicho popular..."La letra con sangre entra".
No olvidéis guardar vuestro trabajo y siempre mantened un ojo sospechoso sobre vuestros PC's.
Sed fieles a vosotros mismos.
Gracias por leer y nos vemos en el siguiente post.